El autotrol

Cuando uno menciona la palabra Autotrol, lo primero que se imagina es inmediatamente en el tablero que poseían los estadios de Rosario Central, Malvinas Argentinas (Mendoza), Chateau Carreras (Córdoba), José María Minella (Mar del Plata), Monumental (River Plate), Amalfitani (Vélez Sarsfield) los cuales informaban el tiempo de juego, resultado, equipos que se enfrentaban y la hora. El advenimiento se dio para el Mundial 1978, organizado en período funesto de nuestra historia, vio nacer en las refacciones de los estadios, este tablero electrónico, que lo tuvieron las seis sedes.

Autotrol, ni más ni menos, es el nombre de la empresa que se encargó de fabricarlos. Camino al Mundial, la empresa alemana Stewart Warner (figura al pie del tablero hacia la izquierda) fue la que creó este monitor gigante con la más alta tecnología del momento. Pero, como los militares promovían la “industria argentina” crearon una empresa con el nombre de “Autotrol” que era la que proveía las piezas de armado del tablero en todos los estadios. Por eso, el imaginario popular lo llamó: “El Autotrol”. Es un viaje interminable. Hay como un edificio interno. “Si esto fuera China, habría como mil chinos viviendo amontonados acá”, dice en broma Lucas y sostiene: “Con esta energía proveés electricidad a dos manzanas en un barrio”. Hay una enorme cantidad de historias, de anécdotas, de las buenas y de las malas.
La estructura era por demás de imponente, más para el que ha sido espectador del tablero. Pero estar en él admite una emoción indescriptible. Puede sonar exagerado, pero el animal de cemento y cables es un misterio arquitectónico. Entrar en él, ver el cableado, la tierra acumulada, las lamparitas, las plaquetas, los paneles y un monitor de computadora en letras cuadradas que está encendido para recibir cualquier señal emitida desde la platea cubierta, donde reside el control, es una aventura casi soñada. 10.500 lamparitas de 40 watts, las hogareñas, nada raro (pero que con los transformadores se activan solo a 100 voltios). Además, todas están interconectadas en paneles con una plaqueta por detrás. Dentro hay ocho kilómetros y medio de cables. Insanía total, ya que por ejemplo, la tecnología de hoy es con un microchip y basta. Son 10 filas de 30 módulos cada una suman un total de 300 módulos con 35 lamparitas cada uno.
A mediados de 2009, el viejo Autotrol del Gigante de Arroyito (Rosario Central), fue reemplazado por un tablero mediante un convenio con Sanyo. Posee tecnología de punta que además de cronometrar el tiempo de juego podrá repetir las imágenes de las incidencias del desarrollo del partido. Así desmontarán el viejo Autotrol que da a Génova, que fue emplazado para el mundial de 1978, por una pantalla que se puso en marcha el 5 de septiembre en el choque entre argentinos y brasileños. En la actualidad, Visual Services es el proveedor de la pantalla, que incluye la transmisión de pautas, videos e imágenes a transmitirse durante los partidos disputados por Central. Dentro de las anécdotas que se pueden contar del Autotrol: "Me acuerdo que en los entretiempos solía divertirme viendo al auto que chocaba y se abollaba, o al colectivo de Empresa Argentina al cual el hombrecito subía sobre la hora y arrancaba, y mostrabas innumerable cantidad de publicidades, en su mayoría de negocios cuyos dueños seguro eran canallas". Así cpmo tantas anécdotas perduran, este tablero electrónico no pudo hacer frente al avance tecnológico y fue erradicado en todos los estadios donde estuvo presentes, transcurriendo sus últimos días sin funcionar o con faltantes de equipamiento. Hoy, son reemplazados con modernas pantallas de tv.

Los insolitos escenarios del bicho de la Paternal II


Muchos equipos de fútbol, argentinos y de otros países, deciden que sus localias no siempre sean dentro del ámbito de donde procede dicho club.
Para Argentinos Juniors, la localia en la Supercopa Sudamericana de 1995; no fue en La Paternal, ni en Capital Federal, ni remotamente en Mendoza, como gran parte del campeonato 93/94.
Aquel equipo dirigido por el Pato Pastoriza, haría de local un solo partido en su inhóspita localia. ¿Donde? En Miami, mas precisamente en el Estadio Orange Bowl, donde usualmente los teams de fútbol americano hacen las veces de local.
Cabe recordar que el equipo argento vivía bajo un desconcierto generalizado, que luego desembocaría en el descenso del bicho a la segunda categoría de AFA.
Su rival en esa tarde del 16 de septiembre de 1995, fue Atlético Nacional de Medellín, y aquel equipo lo integraban entre otros Sebastián Pena, Rolando Schiavi, Leonel Gancedo, Leo Mas y el Negro Bennet (El balín) entre otros jugadores.
El club de Paternal arranco ganando en el Orange Bowl, con gol de Víctor Hugo Ferreira.


Pero luego no pudo sostener el resultado, por lo que el equipo colombiano tomo las riendas del juego, y dando vuelta el partido, termino ganando al local mas lejano de sus tierras, por 1 a 3 (con goles de Aristizabal, Mosquera y Alvarez).
Para la vuelta, disputada en Medellín, Argentinos ya no contaba con Pastoriza el frente del banco de suplentes (quien se fue a dirigir a la selección de El Salvador) por lo que fue dirigido tácticamente por Roberto Marcos Saporiti.
La vuelta no pudo ser peor, puesto que el bicho perdería también en Colombia por 2-1 (Aristizabal x 2 para los colombianos, y Bennett para Argentinos) y se despediría de la competición de manera oficial.



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