Juan Manuel Fangio

Sus cinco títulos de campeón del mundo de Fórmula 1 con 24 victorias en 51 grandes premios lo avalan como el más grande de todos los tiempos (pese a que Schumacher lo haya superado en titulos hace no tanto). Se ganó el respeto y la admiración de todos sus rivales, y su popularidad fue tan grande que, incluso cuarenta años después de su retiro, su nombre sirve para adjetivar a los conductores que son realmente rápidos. En 1948 comenzó a frecuentar las carreras internacionales, preparándose para irrumpir en los grandes premios. En 1949, en Monza, Fangio, al volante de una Ferrari privada, batió a los pilotos oficiales de la Scuderia Ferrari. Como consecuencia, Alfa Romeo le ofrecio un coche para el primer campeonato del mundo de Fórmula 1, que nació el año siguiente. En 1950, el título se le escapó por muy poco, a pesar de tres victorias (Mónaco, Bélgica y Francia) sobre seis pruebas puntuables. Pero en 1951, el campeonato tuvo un claro dueño, Fangio, a pesar de que su Alfetta, cuyo proyecto databa de 1938, comenzaba a acusar el paso del tiempo. En 1952 pasó a Maserati, y un accidente lo mantuvo apartado de la competición durante toda la temporada; en 1953 se proclamó subcampeón del mundo, y en 1954 cambió su Maserati por un Mercedes, tras haber ganado los dos primeros grandes premios de la temporada. Fue el inicio de una serie de cuatro títulos consecutivos: 1954 con Maserati y Mercedes; 1955 con Mercedes; 1956 con Ferrari; y 1957 con Maserati. A los 46 años, Fangio estaba cansado y sabía que los jóvenes eran muy rápidos. Quería retirarse, pero antes tenía que cumplir dos compromisos pendientes. En 1958 tomó parte en la primera prueba, el gran premio de Argentina. Su Maserati casi estaba obsoleto, pero la "pole position" y el récord de la vuelta hicieron que el honor quedase a salvo. Ese mismo año volvió a Europa para correr en Reims, el primer trazado europeo en el que había corrido; el Maserati no dio para más y perdió casi una vuelta. Fue su adiós. Juan Manuel, nacido en Balcarce (Provincia de Buenos Aires), el 24 de junio de 1911, siguió ligado al automovilismo. Fue representante de Mercedes en su país y frecuentó los grandes premios, promocionando esta marca casi hasta su fallecimiento, el 17 de junio de 1995.
Campeón por accidente: Fangio comenzó a conducir en el ejército. Por aquella época sólo pensaba en el fútbol y en su trabajo de mecánico. Pero el automovilismo apasionaba en Argentina y a los 23 años decidió probar suerte. En 1940, con un Ford de Turismo Carretera, el Fangio Special, ganaba los 10000 km de la Buenos Aires-La Paz-Lima. Posiblemente, Juan Manuel Fangio no pensaba llegar nunca a la cima de la Fórmula 1; sin embargo, el general Perón decidió que el automovilismo deportivo debía abrir Argentina al mundo e invitó a algunas figuras a disputar el Gran Premio de Argentina de 1947. Los pilotos locales no pudieron hacer frente a los europeos, debido a las diferencias mecánicas. Perón, molesto, ordenó al Automovil Club Argentino comprar un Gordini y un Maserati. Al año siguiente, los europeos no se acababan de creer que un desconocido les pisase los talones. Fangio era poco hablador, no tenía la elegeancia de alguno de sus rivales, pero despedía magnetismo y lo invitaron a correr en Europa.
El respeto de los rivales: En 1956, Fangio se jugaba el título con su compañero Peter Collins en la última carrera, en Monza. El argentino mandaba, pero rompió. Collins se detuvo en boxes y le cedió el coche, regalándole así el título. "no estoy preparado todavía para ser campeón", se limitó a decir. Dos años después, en su carrera de despedida, en Reims, Mike Hawthorn lo alcanzó, pero en lugar de superarlo, se limitó a seguirlo. "no se le debe sacar una vuelta a Fangio", explicó. Victorias antológicas: En un Gran Premio de Mónaco se encontró la pista bloqueada y no dudó en mover las ruedas del coche con las manos, sin bajar del asiento, para hacerlo retroceder lo suficiente, esquivar a los otros coches atravesados y volar hacia la victoria. Las Ferrari eran más rápidas, pero las alcanzó y se escapó hasta que debió parar en boxes a cambiar neumáticos. Atacó de nuevo hasta tener a la vista a las dos Ferrari, se mantuvo "escondido" y cuando éstas creyeron que su ventaja era suficiente, el argentino dio la sorpresa, marcando varias vueltas rápidas que le dieron la victoria. Texto: La pasión por el automóvil.

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