Era agosto de 1995, cuando se iniciaban las semifinales del certamen más importante a nivel de clubes del continente, La Copa Libertadores de América. Y no fue cualquier semifinal, ésta fue épica y con sabor colombiano. Atlético Nacional se enfrentaba a River Plate, con la moral de haber eliminado previamente en octavos y cuartos de final Peñarol de Montevideo y Millonarios de Bogotá, respectivamente, y que ahora se enfrentaba con el equipo “millonario” pero de Buenos Aires. La expectativa por el partido de ida en Medellín era demasiado grande, y casi en un tiempo record se había vendido toda la boletería para la semifinal. Nacional arrancó con un equipo ordenado, pero con mucha imprecisión e incapaz a la hora de atacar, mientras que River especulaba y siempre jugó a lo que salía, sin nada de identidad en su fútbol. El partido en general no fue agradable, con actuaciones muy discretas de Neider Morantes, Alexis García y Angulo, y se jugó mucho en el medio-campo, pero en la mitad del segundo tiempo, se pagaría bien la boleta para todos los mas de 50 mil espectadores que estuvieron presentes esa noche. Después de un toque-toque entre el “Maestro” Alexis García, con Juan Pablo Ángel y William Matamba, éste último sería derribado en el borde del área, y se pitaba la falta para el tiro libre. Cuando Carlos Gutiérrez y el “Chicho” Serna, acomodaban el balón y trataban de ubicar el ángulo, todo el estadio coreó el nombre de Higuita, y él sin muchos apuros se acercó a la pelota, y se tomó todo su tiempo para buscar su hueco en la portería argentina. Ya René se había preparado para este tipo de tiros libres en el entrenamiento previo al partido, de las cuales pateó 10 cobros y metió 4. Se alejó por unos 4 pasos y de manera colocada con la pierna derecha, la mandó arriba casi al ángulo y el balón chocando en el travesaño, se fue al fondo de la red, frente a un Burgos que apenas pudó clavarle la mirada al balón. ¡GOLAZO! Que ponía festejar a todo un pueblo, no solo en Antioquia, sino en toda Colombia, en un grito ensordecedor, en un Atanasio Girardot que se quería caer, y que fue testigo de una obra maestra. Periodistas reconocidos en Medellín como Wbeimar Muñoz calificó muy emocionado diciendo: “Ese gol no lo ataja ni el sindicato de arqueros del mundo”. Así narró este gol, el tal vez relator más exitoso de todos los tiempos de la radio en Medellín, Luís Fernando Múnera Eastman, más conocido como el “Paisita de oro”, en uno de los gritos de gol más largos y ruidosos de su carrera, que le significaba el tiquete a la final de Copa, para el Rey de Copas de Colombia.

Debajo, un video, siendo sincero, con un relator, demasiado insoportable y "falopeado" (¿?)...


En la previa del partido de vuelta en Buenos Aires fue muy caliente, ya que el golazo de Higuita había dado la vuelta al mundo muchas veces, (así como el recordado escorpión en Wembley). Sentado en una maleta en el aeropuerto de Ezeiza, como escondiéndose de los curiosos, estaba René que sin duda era el símbolo del equipo en ese momento. En eso le gritó al parecer un hincha de River diciéndole: “Te vas a llevar cuatro” e inmediatamente se apresuró otro aficionado argentino, que seguramente era de Boca y le gritó “Tenés que cobrar los tiros libres para que se mueran…” Gracias a esta fuente: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-385137, Burgos calificó como ídolo a su colega colombiano, y que atajaba como Hugo Gatti, el ídolo de su infancia. Así pues, se jugó el partido de vuelta con un Monumental de Núñez repleto y que no le cabía ni un alma, con la convicción de poder remontar el 1-0 en contra. La iniciativa fue para River, pero Nacional generó las primeras llegadas tras un tiro de Gutiérrez que pasaba cerca del ángulo, y un disparo de Alexis García adentrándose al área rival, que también pasaría muy cerca del palo izquierdo de Burgos. De ahí en adelante, River se adueñó de las opciones de gol, y Nacional se salvaba de una manera inexplicable en una jugada casi de contragolpe del equipo argentino, en donde Ariel “El Burrito” Ortega al ver a Higuita muy por fuera del arco, sacó un derechazo desde unos 27 metros, y el balón pegaba en el travesaño, en donde el esférico le caería a Gabriel, el popular ”Gaby” Amato que remató frente al arco y el balón volvía a reventar contra el poste, esta vez de la mano derecha del portero. River seguía insistiendo, e Higuita se iba agrandando bajo los 3 palos, cada vez más. Sin embargo, en el segundo tiempo, muy temprano, en un tiro de esquina sobre la izquierda, llegaría el golpe de cabeza del “Gaby” Amato y ponía el gol para River, ante una pésima salida del guardavallas colombiano, y así empatando la serie global. Ya después en el transcurso del partido se irían expulsados tras un choque de patadas, Díaz en River, y Víctor Ariztizábal en el verde de la montaña. Aún así, River siguió arremetiendo a Nacional en los últimos minutos, y tras una rabona sensacional de Gabriel Amato con la zurda, la pelota se fue picada al palo derecho del arquero, y René de una manera inexplicable e impresionante, la sacó con la mano derecha casi cayéndose para atrás, evitando así un señor golazo del jugador argentino, que de haber logrado, era para hacerle un monumento en su nombre en este estadio. El tiempo no dio para más, y la semifinal se decidiría en los penales, en las cuales cada equipo convirtió sus 7 penaltis ejecutados en su momento, con un René que cobró el primer tiro y de una manera increíble, anotaba un gol casi regalado para que lo atajara Burgos. El “Loco” René adivinó cada penal cobrado por River, pero siempre falló a la hora de detenerlo. Al final, el juvenil Matyas Almeida en el octavo cobro local no aguantó la presión, y al tirarla a la derecha, Higuita se lo adivinó y atajó el cobro. Francisco Foronda fue el encargado de liquidar la historia, y le dio el tiquete a Nacional a la final de la Copa Libertadores, frente al Gremio de Porto Alegre, equipo brasilero que a la postre saldría campeón del certamen.

Autor: Darío Serna.