Delfo Cabrera
Ya pasó la fiebre Olímpica... y las medallas, muchas o pocas, segun para quién. Pero acá seguimos firmes, recordando y homenajeando a quienes lo merecen. Nos toca un atleta que no muchos conocerán. Se trata del legendario Delfo Cabrera. Nacido un 2 de abril de 1919, en Armstrong, provincia de Santa Fe, en una casita muy humilde ubicada sobre el Bv. Leones, que desde hace algunos años cambió de nombre por el de Bv. Delfo Cabrera. Cuarto hijo del matrimonio conformado por Claro Cabrera y Juana Gómez. Su vivienda era llamada “La casa de los naranjos”, porque por cada hijo que nacía, Don Claro plantaba un naranjo. En total eran 6 hermanos. Tuvo una niñez muy dura, en la década del 20, especialmente para una familia humilde. El se cría en una familia que para subsistir hacía mucha cosas. Tuvo la desgracia de que su padre falleciera muy jóven, entonces él tuvo que hacer muchos oficios. Fue ladrillero, trabajó en los campos ayudando en la recolección de maíz que se hacía a mano y que era una tarea muy agotadora. Como no había medios de transporte y no le gustaba andar a caballo, corría de un lado para el otro cuando tenía que trabajar en una obra a 5 km. de su casa, y se fue acostumbrando a correr. Le fue tomando el gusto y fue adaptando su organismo a las carreras. Asiste a la escuela primaria, juega al fútbol en el desaparecido club “Gimnasia y Esgrima” de Armstrong y, por sí solo, se aplica a la enseñanza metodizada (Escuela Fiscal de los Lara). Trabajaba junto a su hermano en una empresa de Vialidad Nacional, que estaba haciendo la actual Ruta Nº 9, que fue inaugurada entre el año 1938/1939. En ese entonces ellos trabajan allí y volvían a su casa luego del trabajo diario, que no era un trabajo liviano, corriendo hasta casa, entrenándose, porque la Ruta pasaba por Armstrong pero se alejaban y volvían cada vez desde más lejos. Más de una vez, Delfo siendo muy jovencito, interrumpía a su madre en los quehaceres hogareño, porque venía corriendo con sus sueño y sus ilusiones. En esa época se produjo un hecho que había de ser su faro luminoso: la sensacional victoria de Juan Carlos Zabala, "Zabalita", otro argentino que triunfó en la maratón de los juegos Olímpicos de Los Angeles en 1932. Delfo, que se estaba entrenando y corría en la zona, llegaba corriendo y la interrumpía a su mamá con lo mismo: "Mire mamá cuando su hijo sea un Zabalita..." La madre lo tomaba a risa y le decía que dejara de soñar. Íntimamente hizo un juramento: igualar la hazaña de Juan Carlos Zabala. Cuando tiene 13 años participa en la llamada “Vuelta de Armstrong” (23 de enero 1933), una competencia de 4500 metros, en la que llegó segundo por 20 metros, porque según contó más tarde, no sabía correr y además, le daba vergüenza pasar al que iba primero. Solía correr hasta el cementerio (5 Kilómetros), y una vecina, la señora de Isoardi, le controlaba el tiempo; no solamente practicaba así, sino que también corría detrás de los Sulkys, especie de coche tirados por caballos, por los caminos de tierra entre los campos. En el año 1933 o 1934, ya él con 15 o 16 años fue a correr a Rosario, donde sale cuarto. Había entrenadores de Buenos Aires, uno de ellos del Club San Lorenzo de Almagro, don Francisco Mura, que tenía un equipo atlético muy fuerte, le ve condiciones a este chico de Armstrong y le propone ir a radicarse en Buenos Aires. No se va en forma inmediata, se va a los 18 años. Después comienza una dura lucha de sacrificios, al terminar agotadoras jornadas, se aplica a severos entrenamientos bajo la exigente y experta dirección de Francisco Mura, entrenador del Club de San Lorenzo. Cuando empieza a entrenar en San Lorenzo, tiene que interrumpir su entrenamiento porque tiene que hacer el servicio militar en Rosario, pero como ya era un atleta en proyecto, seguía entrenando y compitiendo. En el servicio Militar, se destacaba por ser siempre el primero en llegar. “Carrera march” hasta la caballeriza (gritaba el sargento). Y los soldados protestaban tratando de mantener el paso de Cabrera infructuosamente. Las autoridades militares de la época vieron en este soldadito, este pueblerino, que tenía condiciones. Como en las competencias donde se presentaba siempre ganaba algún puesto, y no los hacía quedar mal, le fueron permitiendo a ese representante militar que se entrenase y compitiera y así le hacía propaganda al Regimiento.
Agosto 1948: Juegos Olímpicos de LONDRES. Llega por fin la iniciación de tan esperado torneo que cada cuatro años convulsiona al mundo entero: la maratón olímpica. Es entonces cuando DELFO CABRERA escribe a su esposa en Buenos Aires: “Me tengo mucha confianza. Ya hemos corrido con los coreanos que son los favoritos en la prueba, y con los griegos, y ninguno me ha ganado. Creo que con un poco de suerte, ese día y a dar de qué hablar”. En Londres, Cabrera tenía a su lado a Eusebio Guiñez y Armando Sensini, un formidable trío. A cualquiera de los tres le tocaba una gran responsabilidad. Francisco (Pancho) Mura, el entrenador de Cabrera, le había aconsejado al iniciar los primeros tramos, que se reservara para la parte final. El día era nublado y hacía calor, un tiempo no muy propicio para correr la Maratón. La justa se inicia a las 15:30 hs., una hora bastante inadecuada. Entonces no se tomaba muy en cuenta el estado atlético del atleta. Al partir los corredores del estado en las afueras de Londres, Guiñez era el puntero, pero muy pronto Gailly, el impulsivo, tomó la punta y marcó la marcha de 10 Km. en 34' 12", seguidos por el chino Lou Wen Ngau a 12" y a los 19" detrás venían Guiñez y Rene Josset, mientras los favoritos se estudiaban mutuamente. El 7 de agosto se cumplió el sueño de su vida: ganar la maratón. En el magnífico estadio de WEMBLEY comienza la prueba más importante de los juegos. Se realiza la maratón de 42 km. de trayectoria. Al comenzar el recorrido EUSEBIO GUIÑEZ toma el comando del grupo y se mantiene en el primer puesto por varios km. Luego una molestia leve lo obliga a retrasarse. DELFO CABRERA logra alcanzar a GUIÑEZ y éste lo alienta para un esfuerzo final: “Negro gana vos. Yo ya no puedo hacerlo”. CABRERA avanza a pocos metros del puntero y cerca de la entrada al estadio. El BELGA GAILLY ya con pocas energías trata de mantener su lugar. Más el paso firme y contundente del corredor argentino permite darle cómodo alcance y pasar al frente ovacionado por la multitud. Su primer puesto se afianza más al dar la última vuelta al estadio, con un excelente estado físico y muy buena preparación. Así describió el diario "The Times" lo que aconteció:..."de los participantes aparece un personaje no menos trágicos que el Dorando. Es el belga Gailly, con los pies doloridos, pesados y el espíritu cansado, que parecía ya no poder moverse. De pronto, aparece detrás, muy próximo, otro personaje, lo que destaca la bien proporcionada personalidad de Cabrera, quien seguramente también mostraba signos de cansancio, pero que aparece como un fresco y alegre participante". Inolvidable...
Info: http://www.delfocabrera.com.ar/
Un animal total!
Un saludo!
Devo
El Balón Europeo
POST: ‘‘Si yo fuera futbolista seria... ’’
El último párrafo parece mal redactado... hay una frase que debería ir al comienzo del mismo y está en el medio..
De todos modos, un grande Delfo.
mmm, probablemente si... aunque lo posteado es sólo un resumen de la info que tiene la página oficial.
Esa foto creo que ya quedó grabada a fuego en el imaginario colectivo.
Saludos.
Muy interesante la nota de Gatic.
Muito bom este blogue.
visita e comenta no meu por favor.
e já agora podia linkar o meu blogue chama-se Campeões F.C.Porto e endereço é:
http://www.campeoesfcporto.blogspot.com/
Wow me quedado alucinada con tanta información, de la cual otra cosa mas que se!
Te dejo un abrazo y un besote